No soy una mala persona. He escuchado la llamada entera de los candidatos a mi teléfono, sea la hora que sea. He ido a buscar o dejar al aeropuerto a tanta gente como el orfeón de Carabineros. He acompañado a mi madre al cementerio a ver a su mamá más veces que cualquiera de mis hermanos. Menos que mis primos, pero ése es otro cuento.
He acarreado a varios después de una fiesta a sus respectivos domicilios sin quejarme ni conocerlos. He cuidado al curadito pesado de la fiesta en más de una oportunidad, porque su acompañante oficial se está vengando del planchón bailando desatada o llorándole a alguien las penas. He prestado mi ropa regalona y nunca he vuelto a verla. He sido la tonta útil que viaja al extranjero y vuelve con la mitad de la maleta ocupada por encargos de conocidos - ni siquiera amigos- que piden rarezas absolutas sin ningún pudor. He prestado plata y a veces ni siquiera he recibido un "que Dios te lo pague".
He encontrado linda a cuanta guagua ajena se me cruza por el frente y sin pensarlo he dicho que los pretendidos de mis amigas son guapos y simpáticos, para desatar la envidia de las no tan amigas. He dado buenas propinas. He comprado los regalos de matrimonio preocupándome de verdad, como si fueran para mi casa y no por simple trámite. He acarreado currículos ajenos en tal cantidad que ya Laborum.com me mira como competencia desleal.
Y para qué hablar de los hombres. Nunca elijo la película en Blockbuster, no cuento el final aunque la haya visto y después soy yo la que pasa a dejarla al día siguiente, rebobinada y todo. He planchado sus camisas, incluso en esa parte del cuello donde están los botoncitos chicos que hacen tan difícil la pega.
Y para qué hablar de la pinza esa en la espalda. Ése sí que es desafío. Pero me he mordido el labio y le he puesto todo mi empeño. Los he cuidado cuando están enfermos. He cocinado para - calculo- un tercio de los hombres chilenos que tengan edades entre 28 y 43 años por estos días. He dado consejo romántico, estético, de estilo, gastronómico, de maridaje - concepto de vino, no de parejas bien constituidas: de eso sí que sé poco- artístico, laboral, fashion y etílico. Nunca sin que me lo pidan, porque nada peor que escuchar "mira, lo que tú tienes que hacer". Puaj!!!
En resumen: no soy una mala persona. Por lo menos, tengo buenas intenciones. Por eso, cuando me dijeron que me venía a Chiloé a trabajar en la pega que Yo Quería - pega que ni siquiera me acordaba - porque postulè por deporte el año pasado -, con casa y un sueldo bastante bueno para ser mi primera pega luego de dar el examen de grado en Enero, pensé que Dios me daba una palmadita en la espalda, diciendo "OK, Consuelo, tan mal no vas". Error.
Si alguna vez me parecio que las noches de taller eran eternas y trabajaba en una tensión constante, ahora puedo decir que luego de 2 semanas aqui, aun no conozco el pueblo entero, porque no he tenido tiempo, que jamás me voi de la pega antes de las 8 y que tengo el colon destruido por tanto proyecto hecho contra el tiempo....
Pero weno....
6 comentarios:
Hola Consuelo, me gustó tu posteo, está muy bueno, en más de algún pasaje me sentí identificado.
Pero acaso alguien te dijo que eras una mala persona?
Saludos
ufff...yo si que me senti completamente identificada, jejej
muy bueno tu relato, de verdad...
en todo caso, como chilota , estoy muy contenta de que profesionales jóvenes se interesen por venir a laborar en estas tierras tan olvidadas
felicitaciones
ah, y feliz día de la mujer, camarada!!!
Los años y la experiencia te van a curtir la piel. Ojalá sea pronto, ya que en la pega no se puede ser taaan buena persona, sino, vas a terminar renunciando y no debiera ser así. Ánimo, se te siente achacada. Leo tu blog hace 1 mes y es buenísimo. Deberías también escribir un libro. Tienes alma y corazón de escritora.
Consejo de otra buena persona que aprendió a no serlo taaanto, en especial en cosas de pega.
Suerte y Forza.
Marcela (amiga de Miriam)
Amigos:
Quiero darles las gracias por sus comentarios en este humirde, pero no por eso menos "glamoroso" blog... Gracias por darse la paja de leer mis historias, un poco inventadas, un poco coloridas, otro poco olorosas y harto condimentadas; espero que sigan leyendo, porque sus comentarios, que leo ávida todas las mañanas, cambian el gris cargante de las nubes chilotas por el sol más rosado, haciendo que la sonrrisa mañosa se me pegue a la cara y así trabajo contenta, cantarina y entusismada, mirando la vida como una mágica avetura.... en fin... en estos minutos todo es luz en el fabuloso mundo de Coni...Gracias amigos por ser parte de las pilas...
Parece que el estress le está haciendo excelente a tu manera de escribir, esas descripciones de lo buena persona que eres están buenisimas, se nota que el colon destruido hace que escribas de las entrañas, como a mi me gusta, Sigue estresandote si es por el bien de tu cada vez mejorada literatura cibernetica.
Besos y abrazos desde el submundo
Publicar un comentario