En estas vacaciones de “adaptación” del tipo “welcome to the reality world” he hecho de todo, auque mi energía se ha concentrado principalmente en la búsqueda de trabajo, convirtiéndose ya en un hobby el envío de curriculums a cuanta pega que empiece con el nombre mágico de “arquitecto” pueda encontrar en la red, en El Mercurio, y en cuanto pasquín barato o dato tránsfugo de algún conocido llegue a mis oídos, los que a estas alturas reaccionan con luces de todos colores y sirenas de alerta ante la sola mención de la palabra “trabajo”.
En medio de toda esta búsqueda, he dedicado el tiempo a dormir, leer (me di un gusto y me compré como 8 libros…) y salir a patiperrear con los amigos, y de entre estas andanzas por la vida han surgido millones de cosas interesantes; proyectos, propuestas y un sinfín de aventuras que si decido aceptar, y si todo sale como debería, me podrían llevar a remotos parajes, un sueño hecho realidad para mi alma inquieta y patiperra que comienza a sentir esa brisa suave que por ahora mece mis cabellos, mis ideas y sueños, pero que como la conozco, de aquí a poco me impulsará inevitablemente hacia mi destino, haciéndome salir de mi casa para tomar indefectiblemente el rumbo que la vida y las estrellas (como me gusta decir) tienen preparado para mi.
Y estoy lista, porque llevo años esperando este momento, el tiempo de elegir mi propio camino, de vivir mi propio tiempo y de encontrar por fin mi lugar …
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